Sentada frente al ordenador, y en mi cabeza, varios temas
sobre los cuales escribir. Pero, ni los desahucios, ni los derbis
futbolísticos, ni la pasada huelga general. Nada es más importante que las
sonrisas.
El dibujo que trazan las líneas de los labios al sentir el
éxtasis de la felicidad.
El gesto más agradecido que se le ha permitido al ser humano
en la historia de su existencia. De las pocas muecas que difícilmente se pueden
ensuciar con hipocresía o fingiendo.
Es tan importante sonreír como comer. Tanto, que sin reír la
vida deja de cobrar sentido.
Sonrisas, y quienes las provocan. Privilegiados, cómicos, y
payasos, infantiles o no. Hoy sois vosotros quienes merecéis mi más sentido
respeto y mi más sentido pésame.
Recuerdo cada programa, cada emisión. Él era vivo, siempre
tenía tiempo para dedicar a los niños, hizo de su vida y su trabajo un continuo
juego en el que educar la infancia de aquellos que, por esos entonces éramos
los reyes de nuestros hogares, los más pequeños.
Él nos enseño junto a otro muy importante grupo de
profesionales a ser personas que disfrutaban de los momentos y de las pequeñas
cosas. Nos educó en la moralidad, con principios sólidos que hoy dudo que sigan
existiendo. Nos enseñó a hacer amigos, a conservarlos y contar con ellos. Nos
mostró el cómo, y casi sin darnos cuenta forma parte de cada uno de los que
vimos alguna vez a los simpáticos “Payasos de la tele”.
La primera etapa de nuestras vidas nos moldea y nos
transforma en el mañana, y hoy he sido consciente al oír sobre tu marcha, de
cuan de importante has sido para tantas generaciones.
Nuestro Miliki, un personaje más que emblemático y una
persona más que singular. Aquel que se dejaba literalmente el pellejo y propia
vida en sonreír y hacer reír a los demás probablemente se haya marchado, con el
alma más que contenta. No puede ser de otra forma.
Tan bien lo hiciste, que sé, que desde allí dónde estés, ya
nos gritas a tus niños ya mayores, tu famoso “Como están ustedes…” Y pese a tu
pérdida, tal y como nos enseñaste, SONREIMOS felices y agradecidos por cada minuto
que nos dedicaste.
Por que las cosas que no tienen precio, son las que
verdaderamente merecen la pena.
A los futuros padres y a los ya afortunados… No suple una
videoconsola a una sonrisa, no suple un móvil a una sonrisa, no educa un
ordenador en emociones…
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