Las redes sociales han saciado en gran parte nuestras ganas
de saber.
La vida de los demás por naturaleza nos importa.
De aquellas
vivencias ajenas copiamos a nuestra manera las cosas que realmente nos mueven
por dentro y nos gustan, y junto a éstas cosas y a las que creamos por
iniciativa propia componemos nuestros momentos más felices, los que montamos de
modo persecutorio y obsesivo para perseguir y cumplir metas y sueños.
Esto digamos, que sería todo elevado al máximo nivel, pero,
¿Qué hay del día a día?
Esos ratos, que planteamos y a veces ni si quiera planeamos.
Esas risas un lunes, un jueves a cualquier hora del día, con conocidos o
desconocidos, esos momentos que solemos grabar mediante procesos químicos que
derivan en fotografías y que nos sirven para recordar, para sonreír y dar la
vuelta al tiempo, casi trasladándote al instante que observas, con todas sus
circunstancias, casi hasta recibiendo el aroma que rondaba.
Estas ocasiones que son las que montan nuestros perfiles, y
que llaman a otros a comentar el ya
conocido “Que bien vives”. Esas tres palabras que a veces dan rabia oír, y
otras, bien sopesadas te hacen sentir que existes.
Tú que vives bien y que exprimes cada momento, tú que luchas
y que persigues tus sueños, que no cambias por dormir unas risas con amigos, ni
descansas lo necesario por que sientes que perderías un tiempo precioso. Tú que
con o sin miedos te embarcas en proyectos, viajas, conoces rincones, tú que no
das prioridad al trabajo, sino al ocio, a la emoción, a las aventuras, a las
historias, a las ilusiones, a las personas… Tú que respetas a los que no lo
hacen aún sabiendo lo que se pierden…Tú que respetas pero no entiendes, tú que
tienes suerte de haber escogido el camino más interesante…No es necesario
cruzar el charco, ni si quiera salir de un perímetro pequeño, no es necesario
tener un tesoro ni ahorrar durante años para luego acabar gastándolo en el
camino cayendo todo en saco roto.
Basta con querer, con vivir, y dejar de mirar lo que hacen
los demás desde la perspectiva del “Que bien te lo montas”, y comenzar a buscar
el como quiero que sean mis minutos, que quiero enmarcar el día de mañana en el
álbum de mi memoria.
Por que no todo lo enseñan los libros, ni todos los ojos ven
lo mismo en una imagen. Por que la compañía da forma a las vivencias, y un
mismo lugar según con quien, dará lugar a cuentos de hadas distintos. Y, lo más
importante de todo es que basta… con ponerle ganas, o usar la palabra clave.
ILUSIÓN el motor y combustible de todo.
De nada vale quedarse quieto esperando que caigan del cielo
billetes de quinientos euros o viajes gratis a las Maldivas… ni si quiera nunca
ha llovido el famoso café en el campo. Los esfuerzos siempre son recompensados.
Si, gracias. Visto así, VIVO BIEN. Éstas en lo cierto.
Un amigo suele decir, "Sé fuerte, no te rindas"...y a mi se me grabó en un rinconcito de mi memoria y ahí sigue...dándome lecciones cuando me siento cansada...
Un beso para ti canalla!
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