¿Cuanto te conoces a ti misma? Una persona segura que toma
sus propias decisiones, independiente ante todo. Carácter y nobleza en una
conjunción algo extraña y nada favorecedora, a la hora de tomar una
determinación.
Dicen que el destino de las personas está escrito, dicen que
pase como pasen las cosas, ocurra lo que ocurra ya estaba más que dictaminado.
Yo sin embargo, siempre fui algo escéptica con esto. Quizás si que exista un
navío del destino, pero llegar a buen puerto es trabajo y empeño del lugar hacia
donde gires el timón.
De esos momentos, en los que partir hacia un lado, abandonar
muchas cosas y conocer todo un mundo nuevo a tus ojos, te resulta tan atractivo
que todo lo demás no sabes si compensa.
O, tomar la dirección contraria, en la cual los pasos son
grosos, caminas sobre tierra firme porque probablemente es lo que buscas si
navegas y surcas mares. Un lugar inamovible al que sólo tu aptitud podrá darle
vida, por que, los rincones que componen este horizonte son más que familiares
ya…
Las cosas tienen dos formas de suceder, de acontecer en el
tiempo, una es poco a poco y otra en un mismo instante. Odias esta segunda si
ambas direcciones sólo están indicadas por una flecha. Las odias, si te conoces
y sabes que tu naturaleza es huir, para superarte, pero entiendes que el otro
sendero también mejora otra faceta que adoras.
Como si aceptar la estabilidad si eres de naturaleza
aventurera fuese fácil, o aceptar la aventura con posibilidades de fracasos no
atemorizase al más valiente.
Que nadie me hable de fortuna, de dinero, ni de bienes que
yo de eso no entiendo y el destino tampoco. Por que no es mi cartilla cargada
de euros la que llenará mi memoria y mis retinas de gente y lugares
inolvidables, por que fajos de billetes nunca fueron sonrisas y amigos, ni
experiencias de nada.
Los euros no son mi respuesta ni mi decisión, mi futuro es
mucho más caro que eso. Ni si quiera una balanza en estos casos es capaz de
valorar el peso de la mejor opción. Esta vez, mucho me temo que estoy en uno de
esos tremendos cruces de ciertas carreteras dónde la primera salida y la
segunda son muy parecidas pero una es un camino verde lleno de flores y otra es
un camino que atraviesa una ciudad con rascacielos interesantes y perfectos. Ambos
interesantes pero con finales llenos de incertidumbres, desconocidos.
Estos días, pasarán rápidos y la tesitura será la misma. Decidir y
tener opciones significa que has labrado algo que te permite no tener que
aguantar, que soportar o que lidiar con ciertos por menores que puedan surgir …
pero eso no quita reconocer, que cuando sólo tienes una vía, todo es más rápido
y quizás me atreva a decir que entre comillas… más fácil.
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ResponderEliminarAmiga, que no te hablen de dinero, que no hay dinero que pague la ilusión y las ganas d hacer algo. No son dos caminos deseados ante los que tú estás, sino ante el camino de la cordura y la racionalidad, o ante el camino de la aventura y el conocimiento. No tengas miedo a equivocarte de elección, porque en tu naturaleza está ser aventurera y querer conocer, no ser cuerda y racional. Tal vez antes te dije lo contrario, pero al leer tus líneas, siempre apasionantes, me doy cuenta de que deseas escapar de todo y descubrir algo nuevo. Creo que cuando una ilusión es tan grande como para tambalear la racionalidad, no hay duda posible. Yo soy racional, no aventurera, y tú lo sabes, y sin embargo la fuerza de la ilusión pudo con todo. Tampoco me hablaron a mí de dinero cuando dejé un trabajo para cumplir un sueño. Al fin y al cabo, pienso que al final d neutras vidas querremos haber intentado todos los cambios. Lora siempre estará ahí para ti, porque es tu cuna y tu casa, y quienes están allí y te quieren saben que tu felicidad esta más allí de la margen del río. Vuela, amiga, vuela, porque una experiencia como esta te hace crecer cada día.
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