Es divertido y de agradecer. Es algo más que gratificante
que quien tienes en frente sea honesto. Hablar claro es una virtud que escasea
cada vez más por las calles.
Nunca me gustaron los golpes en pecho. Las palabras dicen
vuelan al ritmo del soplo del viento. Sin embargo el día a día, ese, no es
nunca susceptible de mentiras. Hoy puedes teatralizar y está en tu mano
manipular cada gesto, pero no puedes hacerlo por tiempo ilimitado. Cada uno
somos y llevamos dentro un alma, una forma de ser y responder ante las
situaciones, que sale irremediablemente de nuestro más profundo interior, por
más que insistamos en convertirnos a veces premeditado o no, en quienes no
somos.
Decir la verdad no esta premiado y cada vez creo más firmemente que así
debería ser. Dicen que los niños suelen ser las criaturas más verdaderas y
auténticas en relación a este comportamiento, que son más que transparentes. A
veces, me he preguntado en que punto del viaje, en el cual todos hemos sido
niños, perdemos el don de gritar a los cuatro vientos sin miedo a perjuicios,
lo que pensamos.
Lo bonito de este mundo es que somos diferentes, la variedad
y la mezcla da lugar a multiculturalidad. Las versiones de un mismo hecho, y
las miradas subjetivas de un vistazo, nos convierten en únicos.
Nadie que mienta, que calle, o que no se manifieste puede
llegar a ser completo nunca. Nadie que guarde silencio constante, que finja o
que se adapte a cada paso, nadie que sea extremadamente correcto, que le
preocupe lo que piensan de él. Nadie que no sea fiel a sus principios.
Dicen que los borrachos se sinceran tanto que a veces
incluso se pasan. Que los instintos más primarios no son buenos amigos de la franqueza. Que el
alcohol es amigo de la claridad pero enemigo de la educación.
Dicen y todo es tan relativo… Yo solo sé que los pelos en la
lengua nunca fueron bienvenidos en mi vida, que las mentiras ya me han hecho
mucho daño, que los malentendidos no vienen más que de verdades a medias. Que,
dónde las cosas no se hablan en tonos blancos, se tiñen de lágrimas y que
cuando nada tienes que esconder, nada tienes que dejar en el tintero.
Piensen que, las mentiras piadosas, las que no tienen
importancia, las que no tendrán repercusión, pueden saciar las ciertas parcelas
que como humanos tenemos.
Donde la mente funciona en paralelo a la voz que brota,
allí, jamás existirán las aclaraciones…Allí ya todo es nítido.
¿Exponemos nuestros puntos de vista, dejando a un lado daños
colaterales? ¿Aceptamos críticas constructivas, dejando a un lado las
represalias?
La verdad, infravalorada… yo en estos días sé que me
encontraré a más de un borracho maleducado, y siempre me gustaron los niños.
Esa es mi esperanza…esa, y que el RESPETO es otro bien preciado.
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