Más me escuece cuando te empeñas en reírte y desafiar. Más
me ofende cuando tus escuelas se convierten en centros que lejos de educar,
adoctrinan, complicando el que tus hoy, niños, sean el día de mañana adultos
críticos y maduros, capaces de decidir libremente si se unen a tu
independencia, o por lo contrario, la rechazan junto a tus coacciones. Esa
libertad que tu pides a voces para ti, pero que arrebatas a otro cual tirano,
cuando conviertes a nuevas generaciones en terroristas de ideologías, que si
bien hoy no son radicales, podrían serlo en un futuro no muy lejano. No eres
tan distinto a estados islamistas...observa el trasfondo, o mejor y más gráfico
para que me entiendas, llora a tus muertos, esos que el radicalismo de tu
vecina comunidad una vez asesinó. ¿Piensas que eres tan diferente? ¿Piensas que
todo está bajo tú control? ¿Acaso te sientes dios? Humilde, Más humilde.
Arthur Más, si lo que quieres es protagonismo, ya lo has
conseguido, ahora vete con tus cuentos de miedo a otra parte porque, pasarás a
la historia como alguien que protagonizó una de las más lamentables faltas de
respeto a éste país, y como el más patético de los payasos que acaban sus
carreras y que... probablemente implicado en más de una película de
terror, desvió la atención tocando una
pianola o una flauta mágica, al son, de la que no tantos como crees danzaron.
Y si te marchas, hazlo ya sin hacer Más ruido, que si
votamos todos, como debe ser en un estado democrático, no será irse, será echar,
del verbo no te queremos a nuestro lado, del participio castigado, del futuro
volverás con la colita entre las patas, y recuerda que el mejor título para tu
cortometraje catalán no es otro que...”No habrá paz para los malvados”, tómalo
prestado, como nuestro dinero, el que pagó tus deudas, el que nos debes.
Como los esfuerzos de los andaluces que un día levantaron tu Cataluña amada, como a tus jóvenes muchos nacidos de relaciones mestizas, de padres y madres que se amaron a pesar y por encima de sentimientos territoriales, cuando la unión era no entre iguales, sino entre seres humanos, y ninguno era mejor ni peor que otro, cuando no había egoísmos, ni desafíos, y la lucha era la supervivencia y el crecimiento personal.
Hoy, yo, andaluza que defiende a su tierra por encima de
todas las cosas, andaluza que sufre cuando tú catalán nos ofendes sin razones,
andaluza que se ha esforzado por salir adelante, por formarse, por ser
respetable y respetada, andaluza cansada de oír idioteces y chistes fáciles
hacia mis raíces, andaluza de carácter, de clase media y necesidades y caminos
precisamente empedrados, andaluza emigrante, andaluza ... y española, tengo que
perder mis modales para decirle...Váyase usted a la mierda, y dejé de tocarnos
las narices, que más que político parece usted pastor de rebaños, o perro guía
de éstos. Porque recuerde y nunca olvide que, al final, el viejo refrán de los
abuelos siempre tiene cabida, y es de bien nacido...SER AGRADECIDO, y usted,
...comience como dice su apellido, a sumar Gracias y perdones por sus ofensas,
porque son muchas las que debe a
españoles de todos los rincones de la península y más allá.