“Tengo un amigo que me acompaña al infierno y tengo un beso
de madrugada que me ilumina el alma.”
Nada más necesito.
Mi cabeza hay días que me sobra y la lógica es un vasto
matorral en mi camino, porque a pesar de que sea muy útil en ciertas ocasiones,
para temas de corazón, al menos yo prefiero los sobresaltos en el pecho.
Siempre fue más sano amar sin medidas y hacer el ridículo en
la entrega. Quedarse a medias no deja vivir, las puertas encajadas no te dejan
pasar, y los cobardes de sentimientos no crecen en emociones. Para huir, mejor
no emprendas caminos, y así las dudas no amargarán tu futuro.
Llega el mes del amor, y yo en unas cuantas de líneas ya
estaba intentando evitar decirlo. Cada mes del año es el mes del amor, cada
amigo que en 365 días busca dos segundos en esta vida para preguntar cómo estás
o para recordar un buen rato que paso junto a ti es amor, y cada mirada que no
necesita de palabras para decir y hablar por si sola, llena el alma de impulsos
que llegan en forma de sonrisas a nuestros labios.
Las mariposas no vuelan bajo el sol una vez al año, las
mariposas también viven bajo la lluvia y en la oscuridad más fría. Ellas
revolotean en los estómagos a su antojo sin pedir permiso ni exigir
condiciones, de la forma más pura y animal que la naturaleza pueda manifestar.
No hay reglas. Basta con negarse a algo para que ocurra.
Basta con ser consciente de algo para querer negarlo. Los cálculos matemáticos
son para las máquinas, las personas no funcionamos así, por más que nos
empeñemos.
Como cada año la relatividad del amor y del día de su
celebración. Como cada año las críticas y las caricias de más, un 14 de
febrero. Como cada año nos olvidamos de los corazones rotos y de las dos mil
formas de querer que ejercemos desde el primero de nuestros días. Cómo cada
año, quererse a uno mismo se nos vuelve a quedar en el tintero para gritar
cuanto queremos a los demás.
Y la sencillez del amor que por más vuelta que le doy,
seguirá radicando en química. Estás ahí para esa persona. Unos atraviesan el
mundo para llegar a destino, otros lo tienen frente a sus narices, unos, cinco
minutos de paseo les parece toda una odisea para ser feliz y arriesgar, otros
dejarían cada sueño que tuvieron por sus
emociones, unos pasan toda su vida junto a una misma persona, para que en un segundo llegué otra y cambie
su mundo por completo. El amor no entiende ni de tiempo, ni de distancias, ni
de nada racional. Por más que insistamos…aquel que tenga que pasear, paseará
cinco, diez, y un día entero si así es necesario, él que de repente tras años
descubra a una persona que le rompe cada esquema prefijado, ya no podrá dejar
de pensar en ella y él que tenga que cruzar el mundo y llegar a rincones dónde
jamás se imaginó, convertirá en aventura además, sus sentimientos… es, y será
siempre… lo inevitable del amor.
“Es muy egoísta sufrir
más por uno mismo que por alguien. Pero se sufre por qué se quiere. Debería
existir una tecla que al pulsarla pudiésemos dejar de querer y así, en ese
instante dejaríamos de sufrir. Porque si no se quiere, no se sufre. Pero no. No
se puede dejar de querer cuando se nos antoje. “EL AMOR ES INEVITABLE” (Juan
del Val, Nuria Roca. Lo inevitable del amor)
La mejor decisión bajo mi punto de vista sería convertir a
Febrero, el mes de los 28 días en el mes del carnaval, en el mes dónde las
letras de las chirigotas, comparsas y demás inundan nuestras vidas para gritar
desde nuestro interior a toda clase de sentimientos. El mes para reírnos de
nosotros mismos…
Y amar… amar déjenlo para todo el año.
No me sirven los bombones, ni los osos de peluche, ni las
flores porque… dicen las letras de mi carnaval que “ soy afortunado porque los
mayores tesoros que tengo… No los he comprado…”
PD. Leí por alguna red social una frase…”No pienses en
mañana, que te olvidas de las ganas que te tengo hoy…” Y, hoy es 11 de Febrero,
nada que ver con San Valentín. Confieso que he sentido.
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