No mires así.
No estes atento en cuanto llegas al mismo lugar que mis pies pisan. Tú mismo te la colocaste en la solapa de la chaqueta y tú mismo has de decidir si es ahí donde quieres que este.
No estes atento en cuanto llegas al mismo lugar que mis pies pisan. Tú mismo te la colocaste en la solapa de la chaqueta y tú mismo has de decidir si es ahí donde quieres que este.
De nuevo me cruzas furtivamente la mirada, quieres que te de
mi aprobación y no estoy dispuesta a mediar en asuntos que no me incumben.
Siempre la llevas ahí colgada, así, que debe gustarte como te queda, ¿o quizás
simplemente te hace compañía agradable?
Quieres una respuesta de mis ojos por que desde que me dijiste
que creías que quedaba muy bien en tu pecho, ya no manifiesto mi opinión con
respecto al tema. Yo agacho la cabeza a modo de evasiva, de nuevo te sitúas
cerca para intentar analizar mi lenguaje corporal cuando la veo ahí, y rechazas
constantemente que no varie ni un ápice desde la primera vez que te la pusiste. Pero, ¿acaso
aquel día preguntaste si ese modelo te luciría bien? Decidiste y la pinchaste
en los cuellos de tu chaqueta.
Ahora, a veces pienso como, la única vez que has sido capaz
de desabrocharla y desprenderte de ella, me llamaste con dudas, como me negaste
que a penas estuvo unos días encima de tu mesita de noche, como cambiaste de
chaqueta y sin más volviste a colgarla tal cual. Y es que sabes de sobra que le
tengo animadversión.
Me vuelvo y me sonríes, y por tu gesto casi me dejaría
vencer…pero eso fue suficiente hace algún tiempo ahora ya…mis palabras,
opiniones, posiciones con respecto a tu adorno las conoces de sobra y no se me
antoja ni un poco repetirlas para que te tu inseguridad remita.
Quizás vengan tiempos en los que dejes la cazadora en casa,
y tengamos la suerte de cruzarnos, y tus palabras sean las adecuadas. Siempre
tuve la extraña sensación de que es muy de tu agrado ese ornamento pero que, no
te hace subir la cabeza de orgullo, que llena de sobra tu solapa pero no es
suficiente en tu austera prenda de vestir.
Son tus fantasmas y no los míos, es tu imagen y no la mía. Yo si decido con ahínco y convicción que me pongo, y en que prenda. No me
mires. Ten presente lo que dijiste y créetelo por que, a muy buen recaudo… y
te conozco bien, que siga siendo la misma te desestabiliza más de lo que
deseas cuando la llevas en encima.