Malhumorada Yolanda
Yolanda, nombre de mujer en principio sin maldad. Un nombre
como cualquier otro. Pero, está Yolanda es especial, está Yolanda es
imprevisible, natural, y tempestiva. Tiene un carácter que puede despertar con
voracidad al mismísimo Neptuno, dios del mar, es capaz de perder la razón
cuando se enfada y no importarle las consecuencias de sus actos, es capaz de
matar a 10.000 filipinos con planes de futuro, es capaz de destrozar edificios
y de llenar de muerte lo que antes estuvo lleno de vida. Es capaz de sorprender
a los vientos que enfadados antes ahora se unen para soplar con fuerzas los
desaires de Yolanda. Caprichosa Yolanda y malévola no da tregua y no perdona,
ella necesita que el tiempo se enfrente a su aprensión y su dolor por no sé
cuál decepción o problema.
No entiende Yolanda que sus problemas son suyos y no puede
cargarlos a los demás, no sabe que sus enojos hacen de su belleza exterior un
disfraz, y que los mimos que recibe por lo que nos brinda bueno normalmente,
son compartidos con muchos más nombres de mujer, no sabe Yolanda que sus actos
nos alejan de ella.
Yolanda esta vez. Fenómeno natural otra, catástrofe, o
tifón, … Naturaleza, tú que nos das tantas cosas bonitas y que nos inspiras a
veces silencios ensordecedores, ¿Por qué nos traicionas en ocasiones? ¿Es acaso
una venganza a tanta dejadez en tu cuidado?
Tú que eres incontrolable, ¿qué hacemos para gritarte que no
te tenemos miedo? Que a pesar de los pesares, querida naturaleza, nos tienes en
tus manos materialmente, pero nunca podrás controlar las ganas de los que se
quedan de seguir y empezar de nuevo, ni la de los afectados directamente y
verdaderas víctimas, ni las de los que estamos dispuestos a echar una mano y
poner el cuerpo y el alma en la medida de lo posible.
Y perdona las reclamaciones, madre naturaleza, pero es que tu sabiduría y
la fortaleza unida e infranqueable que creí que tu hogar componía, se ha visto
derrumbada y derribada por una de tus hijas. Yolanda, te ha salido rebelde y se
ha ido de fiesta con música fúnebre en el cd de su coche. Y, no conforme ha
subido el volumen para hacer de dicha música la banda sonora de la vida de los
filipinos.
Ahora ya agoniza Yolanda camino de otros países, el tiempo a
quien pedía atención a envainado su espada contra ella, y la ha invitado
educadamente a marcharse, a desaparecer porque, ya no tiene un lugar entre los
que te adoramos a veces y te odiamos otra, entre los que te admiramos y te
tememos al mismo tiempo señora natura. Ahora, nosotros somos la parte de enfado,
y predicaremos con un ejemplo de comportamiento humano, la próxima vez que una
de tus hijas se enfade, enciérrala bajo llave y tiré el artilugio en el fondo
de ese mar que Yolanda ha convertido en asesino.
En memoria a todos los que no padecerán porque se fueron
desgraciadamente, y en honor a los que han nacido de nuevo.
Ánimo Filipinas, hemos podido otras veces.
Por cierto Yolanda, se me ocurren no muy bonitos y
agradables calificativos para dedicarte, pero prefiero no ponerme a tu altura.
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