lunes, 17 de diciembre de 2012

La magia de la Sinceridad




Es divertido y de agradecer. Es algo más que gratificante que quien tienes en frente sea honesto. Hablar claro es una virtud que escasea cada vez más por las calles.
Nunca me gustaron los golpes en pecho. Las palabras dicen vuelan al ritmo del soplo del viento. Sin embargo el día a día, ese, no es nunca susceptible de mentiras. Hoy puedes teatralizar y está en tu mano manipular cada gesto, pero no puedes hacerlo por tiempo ilimitado. Cada uno somos y llevamos dentro un alma, una forma de ser y responder ante las situaciones, que sale irremediablemente de nuestro más profundo interior, por más que insistamos en convertirnos a veces premeditado o no, en quienes no somos.
Decir la verdad no esta premiado  y cada vez creo más firmemente que así debería ser. Dicen que los niños suelen ser las criaturas más verdaderas y auténticas en relación a este comportamiento, que son más que transparentes. A veces, me he preguntado en que punto del viaje, en el cual todos hemos sido niños, perdemos el don de gritar a los cuatro vientos sin miedo a perjuicios, lo que pensamos.
Lo bonito de este mundo es que somos diferentes, la variedad y la mezcla da lugar a multiculturalidad. Las versiones de un mismo hecho, y las miradas subjetivas de un vistazo, nos convierten en únicos.
Nadie que mienta, que calle, o que no se manifieste puede llegar a ser completo nunca. Nadie que guarde silencio constante, que finja o que se adapte a cada paso, nadie que sea extremadamente correcto, que le preocupe lo que piensan de él. Nadie que no sea fiel a sus principios.
Dicen que los borrachos se sinceran tanto que a veces incluso se pasan. Que los instintos más primarios no son buenos amigos de la franqueza. Que el alcohol es amigo de la claridad pero enemigo de la educación.
Dicen y todo es tan relativo… Yo solo sé que los pelos en la lengua nunca fueron bienvenidos en mi vida, que las mentiras ya me han hecho mucho daño, que los malentendidos no vienen más que de verdades a medias. Que, dónde las cosas no se hablan en tonos blancos, se tiñen de lágrimas y que cuando nada tienes que esconder, nada tienes que dejar en el tintero.
Piensen que, las mentiras piadosas, las que no tienen importancia, las que no tendrán repercusión, pueden saciar las ciertas parcelas que como humanos tenemos.
Donde la mente funciona en paralelo a la voz que brota, allí, jamás existirán las aclaraciones…Allí ya todo es nítido.

¿Exponemos nuestros puntos de vista, dejando a un lado daños colaterales? ¿Aceptamos críticas constructivas, dejando a un lado las represalias?

La verdad, infravalorada… yo en estos días sé que me encontraré a más de un borracho maleducado, y siempre me gustaron los niños. Esa es mi esperanza…esa, y que el RESPETO es otro bien preciado.

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