martes, 11 de febrero de 2014

Quererse a diario

“Tengo un amigo que me acompaña al infierno y tengo un beso de madrugada que me ilumina el alma.”
Nada más necesito.

Mi cabeza hay días que me sobra y la lógica es un vasto matorral en mi camino, porque a pesar de que sea muy útil en ciertas ocasiones, para temas de corazón, al menos yo prefiero los sobresaltos en el pecho.

Siempre fue más sano amar sin medidas y hacer el ridículo en la entrega. Quedarse a medias no deja vivir, las puertas encajadas no te dejan pasar, y los cobardes de sentimientos no crecen en emociones. Para huir, mejor no emprendas caminos, y así las dudas no amargarán tu futuro.
Llega el mes del amor, y yo en unas cuantas de líneas ya estaba intentando evitar decirlo. Cada mes del año es el mes del amor, cada amigo que en 365 días busca dos segundos en esta vida para preguntar cómo estás o para recordar un buen rato que paso junto a ti es amor, y cada mirada que no necesita de palabras para decir y hablar por si sola, llena el alma de impulsos que llegan en forma de sonrisas a nuestros labios.

Las mariposas no vuelan bajo el sol una vez al año, las mariposas también viven bajo la lluvia y en la oscuridad más fría. Ellas revolotean en los estómagos a su antojo sin pedir permiso ni exigir condiciones, de la forma más pura y animal que la naturaleza pueda manifestar.
No hay reglas. Basta con negarse a algo para que ocurra. Basta con ser consciente de algo para querer negarlo. Los cálculos matemáticos son para las máquinas, las personas no funcionamos así, por más que nos empeñemos.  

Como cada año la relatividad del amor y del día de su celebración. Como cada año las críticas y las caricias de más, un 14 de febrero. Como cada año nos olvidamos de los corazones rotos y de las dos mil formas de querer que ejercemos desde el primero de nuestros días. Cómo cada año, quererse a uno mismo se nos vuelve a quedar en el tintero para gritar cuanto queremos a los demás.

Y la sencillez del amor que por más vuelta que le doy, seguirá radicando en química. Estás ahí para esa persona. Unos atraviesan el mundo para llegar a destino, otros lo tienen frente a sus narices, unos, cinco minutos de paseo les parece toda una odisea para ser feliz y arriesgar, otros dejarían cada sueño  que tuvieron por sus emociones, unos pasan toda su vida junto a una misma persona,  para que en un segundo llegué otra y cambie su mundo por completo. El amor no entiende ni de tiempo, ni de distancias, ni de nada racional. Por más que insistamos…aquel que tenga que pasear, paseará cinco, diez, y un día entero si así es necesario, él que de repente tras años descubra a una persona que le rompe cada esquema prefijado, ya no podrá dejar de pensar en ella y él que tenga que cruzar el mundo y llegar a rincones dónde jamás se imaginó, convertirá en aventura además, sus sentimientos… es, y será siempre… lo inevitable del amor.

“Es muy egoísta sufrir más por uno mismo que por alguien. Pero se sufre por qué se quiere. Debería existir una tecla que al pulsarla pudiésemos dejar de querer y así, en ese instante dejaríamos de sufrir. Porque si no se quiere, no se sufre. Pero no. No se puede dejar de querer cuando se nos antoje. “EL AMOR ES INEVITABLE” (Juan del Val, Nuria Roca. Lo inevitable del amor)

La mejor decisión bajo mi punto de vista sería convertir a Febrero, el mes de los 28 días en el mes del carnaval, en el mes dónde las letras de las chirigotas, comparsas y demás inundan nuestras vidas para gritar desde nuestro interior a toda clase de sentimientos. El mes para reírnos de nosotros mismos…

Y amar… amar déjenlo para todo el año.

No me sirven los bombones, ni los osos de peluche, ni las flores porque… dicen las letras de mi  carnaval que “ soy afortunado porque los mayores tesoros que tengo… No los he comprado…”

PD. Leí por alguna red social una frase…”No pienses en mañana, que te olvidas de las ganas que te tengo hoy…” Y, hoy es 11 de Febrero, nada que ver con San Valentín. Confieso que he sentido.



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