domingo, 18 de noviembre de 2012

La importancia de las sonrisas




Sentada frente al ordenador, y en mi cabeza, varios temas sobre los cuales escribir. Pero, ni los desahucios, ni los derbis futbolísticos, ni la pasada huelga general. Nada es más importante que las sonrisas.
El dibujo que trazan las líneas de los labios al sentir el éxtasis de la felicidad. El gesto más agradecido que se le ha permitido al ser humano en la historia de su existencia. De las pocas muecas que difícilmente se pueden ensuciar con hipocresía o fingiendo.
Es tan importante sonreír como comer. Tanto, que sin reír la vida deja de cobrar sentido.

Sonrisas, y quienes las provocan. Privilegiados, cómicos, y payasos, infantiles o no. Hoy sois vosotros quienes merecéis mi más sentido respeto y mi más sentido pésame.
Recuerdo cada programa, cada emisión. Él era vivo, siempre tenía tiempo para dedicar a los niños, hizo de su vida y su trabajo un continuo juego en el que educar la infancia de aquellos que, por esos entonces éramos los reyes de nuestros hogares, los más pequeños.
Él nos enseño junto a otro muy importante grupo de profesionales a ser personas que disfrutaban de los momentos y de las pequeñas cosas. Nos educó en la moralidad, con principios sólidos que hoy dudo que sigan existiendo. Nos enseñó a hacer amigos, a conservarlos y contar con ellos. Nos mostró el cómo, y casi sin darnos cuenta forma parte de cada uno de los que vimos alguna vez a los simpáticos “Payasos de la tele”.
La primera etapa de nuestras vidas nos moldea y nos transforma en el mañana, y hoy he sido consciente al oír sobre tu marcha, de cuan de importante has sido para tantas generaciones.
Nuestro Miliki, un personaje más que emblemático y una persona más que singular. Aquel que se dejaba literalmente el pellejo y propia vida en sonreír y hacer reír a los demás probablemente se haya marchado, con el alma más que contenta. No puede ser de otra forma.
Tan bien lo hiciste, que sé, que desde allí dónde estés, ya nos gritas a tus niños ya mayores, tu famoso “Como están ustedes…” Y pese a tu pérdida, tal y como nos enseñaste, SONREIMOS felices y agradecidos por cada minuto que nos dedicaste.
Por que las cosas que no tienen precio, son las que verdaderamente merecen la pena.


A los futuros padres y a los ya afortunados… No suple una videoconsola a una sonrisa, no suple un móvil a una sonrisa, no educa un ordenador en emociones…

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